lunes, 2 de abril de 2018

La buena idea de Dios: el trabajo.

A imagen de Dios

Al ser creados a imagen de Dios (Gn 1:27), fuimos diseñados teniendo en consideración el trabajo. Desde el principio, Dios planificó y creó a los seres humanos para que fueran sus socios minoritarios en la labor de llevar la creación a su realización. Dios trajo a la existencia una creación perfecta, y luego hizo a la humanidad para que continuara el proyecto de la creación.

«Los bendijo con estas palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra”» (Gn 1:28a).

Dios podría haber creado todo lo imaginable y haber llenado la tierra por sí mismo. Pero escogió crear a la humanidad para que trabajara junto con él y llevara a cabo el potencial del mundo, para que participara en el propio trabajo de Dios. 

«Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara» (Gn 2:15).

Estas dos palabras en hebreo, avad («labrar» o «cultivar») y shamar («cuidar»), también se usan para la adoración a Dios y guardar sus mandamientos, respectivamente. El trabajo que se hace conforme al propósito de Dios tiene una inconfundible santidad.

A través de nuestro trabajo, Dios produce comida y bebida, productos y servicios, conocimiento y belleza, organizaciones y comunidades, crecimiento y salud, y alabanza y gloria para sí mismo. El fin de nuestro trabajo es servir a los propósitos de Dios. Es en gran medida en y a través de nuestro trabajo que contribuimos al bien común, le damos sentido a nuestra vida cotidiana, como también dejamos una huella de influencia en el mundo. Todos queremos causar un impacto en el mundo. Queremos que nuestra vida realmente importe. Eso es porque fuimos creados para importar.

Piensa en las implicaciones para nuestro trabajo. ¿Cómo realizaría Dios nuestro trabajo? ¿Qué valores aplicaría Dios en él? ¿Qué productos crearía Dios? ¿A qué personas serviría Dios? ¿Qué organizaciones fundaría Dios? ¿Qué estándares usaría Dios? ¿De qué formas nuestro trabajo debería manifestar al Dios que representamos? Cuando terminamos un trabajo, ¿son tales los resultados que podamos decir: «Gracias, Dios, por el privilegio de ser tus socios para lograr esto»?

Oración

Amado Dios, gracias por confiarme la participación en tu trabajo. Ayúdame a trabajar como alguien creado a tu imagen y darte a ti la gloria. Amén.

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